jueves, 2 de junio de 2016

Y el día llegó



¡Hola a todos!

Como ya sabéis, os lo comenté en la entrada anterior Período de reflexión, esta semana se cumple un año de mi examen  y como muchos me lo habéis pedido os voy a contar cómo fue, qué hice y qué sentí ese ansiado día, los nervios, la tensión, el desconcierto. Como sé que va a quedar muy largo porque no me quiero dejar ningún detalle, lo publicaré en dos entradas. Disculpad de antemano mi extensión. 

Como también os conté en esta entrada Estoy convocada prácticamente me convocaron de un día para otro y tuvimos que hacer las maletas y partir lo antes posible. Llegué a Barcelona el miércoles por la tarde y después de hacer el check-in en el hotel y pasar una vergüenza horrible por lo que os conté en esta otra entrada (Me han convocado II), nos acercamos al colegio notarial para tenerlo localizado y no perder el tiempo buscándolo al día siguiente. Realmente estábamos a dos pasos. Estuvimos dando una vuelta por el centro de Barcelona y mi móvil no dejaba de sonar. Multitud de llamadas y mensajes deseándome suerte, dándome ánimos, de mi familia, amigas, de mi compañera de oposición, algunos de vosotros con lo que ya hablaba también tuvisteis el detalle de mandarme vuestra fuerza, y como no, el de mi preparador y su mujer. Después de desarme toda la suerte del mundo sabiendo que el trabajo estaba hecho, me dio una serie de instrucciones de cara al examen. Me pidió que no repasara esa noche, que durmiera, que cenara bien y desayunara (sus palabras fueron “María come, come de verdad que lo necesitarás para aguantar el examen y sobre todo come pasta al mediodía, llévate chocolate para la espera, que el cerebro no se quede sin azúcar”, jamás lo olvidaré). Y yo que tenía los nervios a flor de piel, mensaje que leía, lagrimones que brotaban. 

Esa noche mi madre y yo cenamos cerca del hotel y a pesar de mis esfuerzos por comer, tenía el estómago cerrado, conseguí acabarme el plato. Cenamos tranquilamente, sin prisas y al acabar dimos otra vueltecita por los alrededores del hotel y nos fuimos a descansar. 

Como digo, esa noche no repasé nada. Quería que mi mente descansara aunque fuera por unas horas. El jueves sería un día duro y necesitaba estar despejada todo cuanto pudiera. Sorprendentemente esa noche dormí, y dormí bastante a pesar de que me costara en un primer momento conciliar el sueño pensando. Pensando en lo que me esperaba al día siguiente, pensando en que después de tanto tiempo el día había llegado, pensando en todo lo que había hecho los meses previos, el trabajo diario, el esfuerzo y sacrificio se verían o no, recompensados en una hora de examen. 

A la mañana siguiente, los nervios empezaron a crecer por momentos. En unas horas me tocaría examinar. Bajamos a desayunar y en el comedor todos o casi todos éramos opositores con sus acompañantes. Me costó mucho comer, tenía un nudo en el estómago que no me dejaba ingerir nada. 

Después de desayunar volvimos a la habitación, yo me quedaría repasando los temas de más artículos (servidumbres, censos, contrato de depósito, etc) por si por casualidad alguno de ellos me tocaba esa tarde, tenerlo fresco. Mientras tanto, mi madre, para no molestarme (no me molestaba que se quedara conmigo pero prefirió irse) se fue a hacer turismo por la ciudad. A medida que las horas pasaban los nervios aumentaban, por mucho que intentara no pensar en ello, calmarme y auto convencerme de que el trabajo estaba hecho, no podía evitar pensar que me lo jugaba todo a una carta. 

Llegó la hora de comer y haciendo caso a mi preparador comí un plato de hidratos para aguantar la tarde, si todo iba bien sería la última o penúltima del día. Iba a ser una tarde muy larga.  Después de comer, volvimos al hotel a descansar un poco antes de arreglarme y dirigirme al examen. La sesión empezaba a las cuatro de la tarde, así que a eso de las tres me metí en la ducha y empecé a prepararme. A las 15.45 ya estábamos de camino al colegio.
Llegamos y entramos y subimos a la segunda planta que es donde se hacían los orales. Al abrirse las puertas del ascensor había un montón de opositores, algunos más nerviosos que otros. Y algunos otros muy contentos pues habían aprobado el día anterior y el tribunal les iba a recibir para darles la enhorabuena. Me dirigí al bedel y di mis datos para tener un control de los opositores que tenían intención de presentarse ese día. De momento íbamos todos, tenía a cinco por delante. Salvo que alguno en el último momento no se presentase o se retirase no me iba a tocar ese día, pero aún así tenía que estar allí por si acaso.

A los pocos minutos las puertas del ascensor se volvieron a abrir y en este caso fueron los miembros del tribunal los que hicieron acto de presencia y en ese momento se hizo el silencio. El ambiente cambió por completo y nuestras caras se tensaron.

Gracias por leerme!

Un beso!

María :)

2 comentarios:

  1. Hola! Me he sentido muy identificada en esta entrada, casi casi he revivido mi examen jajaja. Buena semana!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola!! Muchas gracias!! He intentado contarlo al máximo detalle!
      Igualmente!! Ánimo con la semana!!

      Un beso!!

      Eliminar