¡Hola a todos!
Como ya sabéis, os lo comenté en
la entrada anterior Período de reflexión, esta semana se cumple un año de mi
examen y como muchos me lo habéis pedido
os voy a contar cómo fue, qué hice y qué sentí ese ansiado día, los nervios, la
tensión, el desconcierto. Como sé que va a quedar muy largo porque no me quiero
dejar ningún detalle, lo publicaré en dos entradas. Disculpad de antemano mi extensión.
Como también os conté en esta
entrada Estoy convocada prácticamente me convocaron de un día para otro y tuvimos
que hacer las maletas y partir lo antes posible. Llegué a Barcelona el
miércoles por la tarde y después de hacer el check-in en el hotel y pasar una
vergüenza horrible por lo que os conté en esta otra entrada (Me han convocado II), nos acercamos al
colegio notarial para tenerlo localizado y no perder el tiempo buscándolo al
día siguiente. Realmente estábamos a dos pasos. Estuvimos dando una vuelta por el centro de Barcelona y mi móvil
no dejaba de sonar. Multitud de llamadas y mensajes deseándome suerte, dándome
ánimos, de mi familia, amigas, de mi compañera de oposición, algunos de vosotros con lo que ya hablaba también
tuvisteis el detalle de mandarme vuestra fuerza, y como no, el de mi preparador
y su mujer. Después de desarme toda la suerte del mundo sabiendo que el trabajo
estaba hecho, me dio una serie de instrucciones de cara al examen. Me pidió que
no repasara esa noche, que durmiera, que cenara bien y desayunara (sus palabras
fueron “María come, come de verdad que lo necesitarás para aguantar el examen y
sobre todo come pasta al mediodía, llévate chocolate para la espera, que el
cerebro no se quede sin azúcar”, jamás lo olvidaré). Y yo que tenía los nervios
a flor de piel, mensaje que leía, lagrimones que brotaban.
Esa noche mi madre y yo cenamos
cerca del hotel y a pesar de mis esfuerzos por comer, tenía el estómago
cerrado, conseguí acabarme el plato. Cenamos tranquilamente, sin prisas y al
acabar dimos otra vueltecita por los alrededores del hotel y nos fuimos a
descansar.
Como digo, esa noche no repasé nada.
Quería que mi mente descansara aunque fuera por unas horas. El jueves sería un
día duro y necesitaba estar despejada todo cuanto pudiera. Sorprendentemente esa
noche dormí, y dormí bastante a pesar de que me costara en un primer momento conciliar
el sueño pensando. Pensando en lo que me esperaba al día siguiente, pensando en
que después de tanto tiempo el día había llegado, pensando en todo lo que había hecho los meses previos,
el trabajo diario, el esfuerzo y sacrificio se verían o no, recompensados en
una hora de examen.
A la mañana siguiente, los
nervios empezaron a crecer por momentos. En unas horas me tocaría examinar. Bajamos
a desayunar y en el comedor todos o casi todos éramos opositores con sus
acompañantes. Me costó mucho comer, tenía un nudo en el estómago que no me
dejaba ingerir nada.
Después de desayunar volvimos a
la habitación, yo me quedaría repasando los temas de más artículos (servidumbres, censos, contrato de depósito, etc) por si por
casualidad alguno de ellos me tocaba esa tarde, tenerlo fresco. Mientras tanto,
mi madre, para no molestarme (no me molestaba que se quedara conmigo pero
prefirió irse) se fue a hacer turismo por la ciudad. A medida que las horas
pasaban los nervios aumentaban, por mucho que intentara no pensar en ello,
calmarme y auto convencerme de que el trabajo estaba hecho, no podía evitar
pensar que me lo jugaba todo a una carta.
Llegó la hora de comer y haciendo
caso a mi preparador comí un plato de hidratos para aguantar la tarde, si todo
iba bien sería la última o penúltima del día. Iba a ser una tarde muy
larga. Después de comer, volvimos al
hotel a descansar un poco antes de arreglarme y dirigirme al examen. La sesión
empezaba a las cuatro de la tarde, así que a eso de las tres me metí en la
ducha y empecé a prepararme. A las 15.45 ya estábamos de camino al colegio.
Llegamos y entramos y subimos a
la segunda planta que es donde se hacían los orales. Al abrirse las puertas del
ascensor había un montón de opositores, algunos más nerviosos que otros. Y algunos
otros muy contentos pues habían aprobado el día anterior y el tribunal les iba
a recibir para darles la enhorabuena. Me dirigí al bedel y di mis datos para
tener un control de los opositores que tenían intención de presentarse ese día.
De momento íbamos todos, tenía a cinco por delante. Salvo que alguno en el
último momento no se presentase o se retirase no me iba a tocar ese día, pero
aún así tenía que estar allí por si acaso.
A los pocos minutos las puertas del ascensor se volvieron a abrir y en este caso fueron los miembros del tribunal los que hicieron acto de presencia y en ese momento se hizo el silencio. El ambiente cambió por completo y nuestras caras se tensaron.
Gracias por leerme!
Un beso!
María :)
Hola! Me he sentido muy identificada en esta entrada, casi casi he revivido mi examen jajaja. Buena semana!
ResponderEliminarHola!! Muchas gracias!! He intentado contarlo al máximo detalle!
EliminarIgualmente!! Ánimo con la semana!!
Un beso!!