sábado, 30 de enero de 2016

Ensayando ante el Tribunal

¡Hola a todos!

Como ya os he contado en alguna que otra ocasión (habemus convocatoria II), antes de ir a examen (de eso ya os hablaré otro día), mi preparador nos organizó a mi compañera y a mí un simulacro de examen. Un simulacro de examen pero de verdad, no un completo como los que veníamos haciendo hasta el momento en su casa o en la notaría, no. Un simulacro en toda regla, en el colegio y con tribunal.

Después de que se celebrara el sorteo y saber que no éramos de las primeras. Mi número fue justo la mitad de uno de los tribunales, mi preparador pensó que sería buena idea que viviéramos lo que nos íbamos a encontrar antes de ir a examen. Así que decidió que justo el día que empezaban los orales, nosotros también tendríamos nuestro particular examen. De esta manera nos organizó el estudio para que llegáramos a esa fecha con todo el temario acumulado y con varias vueltas ya.

El día que nos lo comunicó no dábamos crédito. Nosotras no nos veíamos capaces ni de llegar al 20 de abril con todo el temario, ni de aguantar la hora ante un tribunal. ¡Cómo lo íbamos a hacer! ¡Qué barbaridad! Pero llegamos, vamos si llegamos. Parece mentira qué rápido pasan los días y las semanas cuando en la agenda tienes cada tres lunes un completo. Y de esta manera nos plantamos en el 20 de abril.

El lunes anterior no cantamos y así ganábamos un día para estudiar y prepararnos para el “gran momento” pero mi preparador sí nos dio algunas notas para ese día. La hora de empezar iba a ser la misma que en los orales de verdad, en el colegio, en el salón de actos, con un tribunal de mínimo cinco notarios y teníamos que ir vestidas lo más parecido al examen para que viéramos si íbamos a estar incómodas o no, qué nos podía molestar o no.

A medida que se acercaba la fecha yo sólo veía “mi examen particular”, tenía marcado ese día en todos los calendarios de casa, no se me podía olvidar y mi familia debía saber que no iba a estar disponible los días previos (en realidad las semanas previas), todo giraba alrededor de mi súper simulacro.

Pues bien, el 20 de abril llegó. Dormí fatal y tenía el estómago cerrado. Para mí era muy importante saber y comprobar si iba a aguantar la hora ante un tribunal, pero sobre todo si iba a ser capaz de articular palabra, de no dejarme nada, de no equivocarme de temas, de saber controlar los nervios ante diez ojos pendientes de mí.

Me planté mi vestido, americana y mis tacones y me fui para el Colegio Notarial. Tanto mi compañera como yo llegamos antes de tiempo. Sólo con mirarnos a los ojos supimos lo nerviosas que estábamos y el miedo que teníamos. Yo era un manojo de nervios, me temblaba todo. Al llegar mi preparador, se ve que nos vio la cara desde lejos, lo primero que dijo fue “tranquilas, va a ir bien, hoy no os estáis jugando nada”.

No nos estábamos jugando nada porque no era el examen de verdad, pero yo sí me estaba jugando algo. Comprobar hasta dónde era capaz. Comprobar si todos esos meses de estudio habían servido para algo. Y lo que más me preocupaba, no dejar mal a mi preparador. Es decir, él había organizado todo eso porque estaba convencido que éramos capaces de superarlo, pero yo tenía miedo. ¿Y si no era capaz de cantar un solo artículo como tocaba? ¿Y si había organizado todo eso para nada? Tanto mi compañera como yo no queríamos fallarle, queríamos que estuviera orgulloso de nosotras.  De que todo ese trabajo había servido para algo.

Entonces llegaron el resto de los miembros del tribunal, todos notarios que ya conocía pero que no me habían oído cantar nunca. Por si fuera poco eso para mí fue más presión añadida. Los conocía, me conocían y cada vez que nos encontrábamos y me preguntaban qué tal lo llevaba, siempre respondía que bien. Era el momento de demostrarlo.

Y así, los siete entramos en el Colegio…

Gracias por leerme!

Un beso!


María :)

miércoles, 27 de enero de 2016

¿Cuándo me tengo que quedar sin día libre?

¡Hola a todos!

Hoy os traigo una entrada sobre algo que muchos me habéis preguntado y es hasta cuándo mantener el día libre si ya ha salido la convocatoria.

Lo primero de todo, ¡qué no cunda el pánico! Seguramente os habrá pasado que al ver publicada la convocatoria en nuestro querido BOE, habréis entrado en un estado de pánico absoluto a primera hora de la mañana y sólo veíais que no llegabais al examen, unido a ese deseo inexplicable de subir las opohoras de golpe. Pensaréis que ya no que hay tiempo que perder y hay que aprovechar al máximo las horas y eso implica quedarnos sin día libre o de descanso. STOP!!!! Frenad un poco.

En mi caso os diré que la convocatoria salió publicada un mes de noviembre y pensé exactamente lo mismo. Ya no había tiempo que perder, había que aprovechar las horas, se acabó salir a la calle y un largo etc. Pero enseguida me di cuenta que me estaba precipitando. A veces hay que pensar las cosas en frío. Aún no sabíamos qué día iban a empezar a examinar, ni lo más importante para mí, qué número era, ¿sería de las primeras?, ¿de las últimas? Dependiendo del número tendría más tiempo. Todo era muy confuso.

Al publicarse la convocatoria, y como ya os he contado (Mi primer simulacro, ¿seré capaz?), el preparador nos echó una charla a mi compañera y a mí. Cierto era que ya el tiempo premiaba y que no podíamos andar por las ramas. La cosa iba muy enserio. Pero si hubo algo que el preparador nos dejó muy claro era que no podíamos quedarnos sin día libre tan pronto, sin saber siquiera cuándo iban a empezar, ni haberse realizado el sorteo.

En ese momento pensé, cómo se nota que ya estás al otro lado y no tienes la presión que tengo yo. Así que, sin que él lo supiera (sino me regañaba) hice oídos sordos a mi preparador y empecé a estudiar mi día de descanso. ¡¡Craso error!! Al aumentar el ritmo de estudio, el número de temas a la semana, planeando completos y sin día libre, al poco tiempo me di cuenta que estaba empezando a aflojar y mi preparador también se dio cuenta. Me preguntó si estaba estudiando el día libre y no le pude mentir, le dije que sí. Entonces me dijo que si quería llegar viva al oral o no.

Me dijo que era demasiado pronto para dejar de tener día de descanso cuando aún no sabíamos nada más de la convocatoria, sólo que habían convocado. Me dijo que el cuerpo ya me pediría estudiar el día libre, pero que ahora era demasiado pronto para agotarme sin necesidad y eso implicaría llegar al examen sin ganas ni fuerzas, con un cacao en la cabeza que haría que no me salieran los temas como tendrían que salir y correría el riesgo de quedarme en blanco aun sabiéndome el temario. Sus palabras fueron: “son ganas de agotarte sin necesidad”. Y qué razón tenía.

Dejé de estudiar en mi día libre y tenía una sensación extraña, por un lado, agradecía descansar, realmente lo necesitamos después de una media de diez horas, seis días a la semana, pero por otro lado, tenía la sensación de que estaba perdiendo el tiempo, que no estaba haciendo todo lo que podía hacer.

Hasta que llegó un día que mi cuerpo me pidió estudiar el día libre y no me supo nada mal. Es más, estaba animada a estudiar, me daba igual sacrificar mi día libre porque era por una buena causa. El examen ahora ya sí estaba más cerca. Ya podíamos hacer cálculos sobre cuándo me tocaría. Más o menos empecé a dejar de tener día libre el mes que empezaron los orales, que fue más o menos, dos meses antes de mi examen.

Por ello os digo que no os agotéis antes de tiempo, si tenéis el examen relativamente cerca y vuestro cuerpo os pide estudiar el día libre hacedlo, pero si veis que podéis llevar un buen ritmo de estudio sin tener que sacrificar el día libre, no lo sacrifiquéis. Ganaréis en salud. Y es muy importante llegar al examen sano, “fresco” y con ganas.

Como siempre digo es encontrar lo que nos va mejor a cada uno, lo que nos ayuda a seguir hacia adelante y no nos perjudique.

¡Mucho ánimo a todos!

Gracias por leerme!

Un beso!


María :)

sábado, 23 de enero de 2016

Mi Top 5 de básicos en el opozulo

¡Hola a todos!

Hoy os traigo una entrada un poquito diferente a lo habitual. Hoy os quiero hablar de mi top 5 de básicos en el opozulo. Es decir, las cinco cosas que nunca me pueden faltar para estudiar y que no son propiamente básicos de la oposición como puede ser el código o el programa. Y son los siguientes:

- Vela aromática de vainilla: me encanta el olor a vainilla. Es un dolor dulce que me relaja y hace que el ambiente de estudio sea más agradable. En cuanto se me acaba la repongo rápidamente. La que tengo actualmente es esta de Ikea. Huele muy bien y dura bastante. Anteriormente a esta estaba utilizando las de Mercadona, más económicas pero menos aromáticas.




- Crema de manos hidratante: es un básico que no me puede faltar. Mientras estoy cantando un tema aprovecho para hidratar las manos y tenerlas en condiciones. La crema que uso es la de Deliplus de Aloe Vera. Me va muy bien porque absorbe enseguida con lo cual no tengo que estar esperando una eternidad para poder escribir y no dejar todo pringoso y aceitoso. 



- Bálsamo labial: al pasarme el día entero estudiando y cantando temas en voz alta, se me secan bastante los labios, así que el bálsamo es un buen básico que no puede faltar. Uno que me va muy bien es este de Liposan. Lo uso desde siempre y me gusta.



- Reloj: para mí es importantísimo tener un reloj a la vista que me permita controlar la hora. Es cierto que uso el cronómetro para cantar los temas y controlar el tiempo de los mismos, pero no me va bien mirar la hora ahí. Me va mucho mejor hacerlo desde el reloj de pulsera que me lo quito y lo coloco sobre la mesa. El que me va genial es este que tengo desde hace años. Me permite ver bien grande el día de la semana en que estamos, ya sabéis que con la oposición se pierde un poco la noción del tiempo y a veces no sé muy bien en qué día estoy. Y al dar la hora en digital puedo controlar mejor cuánto tiempo dedicarle a cada tema y cuánto me queda. Manías que tiene una, cosas que pasan :)



- Y por último, y no menos importante, una botella de agua: no puedo estudiar si no sé que tengo mi botella de agua de litro y medio conmigo. Al estudiar y cantar en voz alta voy bebiendo cada vez que lo necesito a lo largo del día. La tengo grande para no tener que estar dando paseos todo el día. Normalmente uso una botella diaria y a veces se me queda corta.



Pues bien, como veis estos son mis básicos a la hora de estudiar. Básicos que no son propiamente de la oposición (si me quitan el Código Civil y el programa no soy nadie), sino que me ayudan en el estudio. No hay orden de preferencia, os los he ido enseñando a medida que miraba mi escritorio. Quitando la vela aromática, son básicos que podemos utilizar en cualquier sitio donde estudiemos. 

Y vosotros, ¿tenéis algún básico que no os puede faltar durante el estudio?

Espero que os haya gustado este tipo de entrada!! Gracias por leerme!

Un beso!!

María :) 




jueves, 21 de enero de 2016

Repasar o no antes del preparador

¡Hola a todos!

Hoy os traigo una entrada sobre un tema del que algunos de vosotros me habéis preguntado, sobre todo, los que lleváis menos tiempo preparando. Repasar o no antes del preparador.

En mi caso os diré que nunca canto a la misma hora y hasta el mismo lunes no sé la hora a la que tengo que ir al preparador, con lo cual, hay días que tengo más tiempo que otros para echar un vistazo rápido a los temas.

Cuando iba al colegio y tenía un examen, me gustaba durante el trayecto de casa al cole, ir repasando en el coche cuatro cosas rápidas del examen que tenía. Era algo que me daba seguridad. Evidentemente no se estudia todo en media hora de camino, el trabajo ya tiene que estar hecho, pero el repasarme una clasificación, el mapa de historia, la tabla periódica, etc. me daba una sensación de seguridad porque si entraba en el examen era algo que me acaba  de mirar.

Esto se convirtió en una costumbre que durante la carrera también llevé a la práctica. Me plantaba en la universidad una hora antes del examen para irme a la biblioteca y repasar las cuatro cosas más difíciles o densas que había en el temario. Una vez repasado, cerraba apuntes y me ponía a hablar con los demás. Nunca he sido de las que no se les puede ni mirar antes de un examen porque están intentando memorizar lo que ya tendría que estar estudiado. Como digo, es un repaso rápido de cuatro cosas.

Pues bien, al empezar la oposición he seguido el mismo sistema. Como ya me dijo el preparador en su día, hasta que tenga que ir a la notaría, puedo estar repasando los temas. Pero, ¿qué ocurre? Pues que no es lo mismo cantar a las 12.30 que a las 18.15. Si me toca cantar al mediodía “corro” el riesgo de que no me dé tiempo a repasarlo todo y corro el riesgo que me toque un tema que hace 4 días que no he vuelto a mirar. De ahí que el sábado sea mi día de repaso de toda la semana. De esta forma, el lunes sólo tengo que repasar los temas de más artículos, los que me quedan largos de tiempo o con los que me siento menos segura y el resto estoy tranquila porque ya están hechos.

Como digo, los lunes, desde las 8 de la mañana hasta que me tenga que arreglar para ir al preparador estoy repasando. Me da esa seguridad. Me quedo tranquila sabiendo que he estado aprovechando la mañana repasando las servidumbres no vaya a ser que sea el tema que me toque y por no mirarme la medianería me quede un tema regular. Pero es eso, sólo repasar por encima, milagros no.

De cara al examen, el preparador me recomendó que la mañana del oral, me repasara los temas de más artículos como nacionalidad, servidumbres, guarda y acogimiento, tutela, legados, etc. porque da esa seguridad dentro del manojo de nervios que somos antes de entrar en la sala. No se pueden repasar en una mañana 135 civiles y 33 fiscales. El trabajo ya está hecho.

Para mi oral preferí tomarme la mañana libre y no pensar en lo que me tocaba por la tarde y no tener más presión encima pero al final caí. En el último momento cambié de opinión. Me pasé la mañana entera en la habitación del hotel repasando no fuera a ser que. 

Al final, como siempre digo, es encontrar la fórmula que a vosotros os vaya mejor, con lo que os sintáis más cómodos y seguros a la hora de afrontar el cante.

Y vosotros, ¿repasáis antes de ir al preparador?

Gracias por leerme!

Un beso!


María :) 

sábado, 16 de enero de 2016

Casa vs Biblioteca

¡Hola a todos!

Hoy, tanto Mi vida: opositar y algo más y yo volvemos a hacer una entrada conjunta donde cada una va a dar su punto de vista sobre dónde creemos que es mejor estudiar, si en casa o en la biblio.

Para los que seáis lectores habituales del blog ya sabréis, porque lo he mencionado en alguna que otra entrada, que yo soy de estudiar en casa y enseguida os voy a dar las razones. Pero antes me gustaría contaros que, aunque no lo pueda parecer, me he sacado la carrera estudiando en la biblioteca de mi facultad. Encontré la concentración que no tenía en casa y además estudiaba con mis amigos y compañeros con lo cual si tenía alguna duda siempre había alguien que podía resolvérmela, acudir al despacho del profesor y contaba con toda una sala llena de manuales para echarme una mano.

Mi vecino y yo (los dos hicimos derecho) nos íbamos todos los días juntos para estar a las 8 de la mañana haciendo cola en la puerta de la biblioteca para así coger sitio. Sí, hacer cola en la puerta porque enseguida que abrían la puerta la biblioteca se llenaba. Y allí nos pasábamos el día entero.

Empecé la oposición y seguí con mi rutina de ir todos los días a la biblioteca pero no me funcionada. Como ya os conté en otra entrada (Así estudiaba, así, así. Así estudiaba que yo la vi), ahora no me servía darle un par de leídas profundas a los temas y poder explicarlos. Ahora tenía que memorizar y no sólo memorizar el contenido, sino memorizar puntos y comas, así que trasladé mi hábitat de estudio a casa. Y ahora os voy a decir por qué para mí es mejor estudiar una oposición en casa que en la biblioteca:

- Como no me servía el método que había utilizado siempre, necesitaba más concentración y eso me lo daba estudiar en casa.

- No hay nadie que se siente al lado comiendo chicle, merendando o abriendo latas, o se ponga el ipod mientras estudia (debo de tener un oído muy fino porque lo oigo todo).

- Al no tener a nadie al lado, no hay ninguna persona que venga a preguntarle dudas o a preguntarle qué tal el fin de semana y se pase ahí treinta minutos.

- Nadie arranca hojas de la libreta.

- No hay una pasarela de moda (tengo que decir que mi biblioteca parecía la Madrid fashion week, aquello era un desfile continúo de gente con tacones incluidos y lo que eso implica).

- Puedo repetir en voz alta las veces que haga falta los artículos que no acaban de salir.

- Puedo cantar los temas y saber el tiempo exacto (todos sabemos que al cantar un tema mentalmente tardamos menos tiempo que si lo verbalizamos).

- Puedo ir al baño las veces que quiera y necesite sin que nadie me mire raro y sin molestar al de al lado.

- No me congelo en invierno (la calefacción es como si no estuviera) ni en verano (ponen el aire tan fuerte que la gente va con chaquetas y bufandas en verano y no exagero).

- Y lo más importante: estoy sola en casa, no tengo ruidos de ninguna clase que me molesten o distraigan, ni yo molesto con mis cantes y repeticiones y tengo una silla cómoda que no me da dolores de espalda, riñones o cervicales.

Como veis, básicamente mis argumentos a favor de estudiar en casa se pueden resumir en dos: nadie me molesta y puedo estudiar y cantar en voz alta. Y el argumento en contra más poderoso que tiene estudiar en casa es que te puedes pasar la semana entera sin pisar la calle, sin ver gente y sin arreglarte como toca, lo que a veces se puede hacer pesado, pero que queréis que os diga prefiero no ver a nadie y que me cunda el estudio que ver un montón de caras y que las horas en la biblio no me hayan servido para nada.

Y seguro que muchos os preguntaréis, ¿y por qué no cambias de biblioteca? Pues porque las otras son peores que la de mi facultad. He ido a todas y a cada cual peor. Peor de pequeña, vieja, fría y ruidosa.

A ver que nos cuenta Mi vida: opositar y algo más (algo me dice que ella va a defender el estudio en biblioteca). Y vosotros, ¿preferís estudiar en casa o en la biblioteca?

Mucho ánimo a todos!

Gracias por leerme!

Un beso!

María :)

miércoles, 13 de enero de 2016

La sobrina de la prima de la amiga de la amiga de la vecina

¡Hola a todos!

Cómo podréis adivinar por el título de la entrada de hoy, vengo a quejarme (en clave de humor). Sí, quejarme de todas esas personas que se creen con derecho a opinar sobre nuestra vida y sobre la elección que hemos adoptado a la hora de opositar.

Sobre todo a esas señoras que son vecinas, cuñadas de la sobrina de la prima de la amiga de la amiga de la de la calle de más arriba que se creen con derecho a opinar sin que nadie les haya pedido su opinión. Esas señoras que conocen a alguien que se ha sacado la oposición en seis meses, esas señoras que te dicen que no sirve de nada opositar porque no sé quién de su familia tiene tropecientas oposiciones y sigue sin trabajo. Esas señoras que te dicen que lo que estás haciendo es una pérdida de tiempo y una manera muy tonta de ver pasar los mejores años de tu vida. Esas señoras que te dicen que su ahijada hacía lo mismo que tú pero que lo tuvo que dejar porque es muy difícil y evidentemente tú no te las vas a sacar. Esas señoras que te dicen que cómo se te ocurre entrar en un mundo de hombres, esas señoras y aquí también señores que te dicen que te has equivocado de oposición.

Vamos a ver señoras, con todos mis respetos, ¿alguien les ha preguntado algo? No quiero ser desagradable ni antipática, pero señora, a mí me da igual lo que haya hecho Fulanita y Menganita.

Si alguien que usted conoce ha conseguido sacarse la oposición en seis meses, bravo por ella, pero no me compare porque no todas las oposiciones son iguales y no todas requieren el mismo esfuerzo ni tiempo de estudio.

Si usted tiene un conocido que tiene cuatro oposiciones y sigue sin trabajo, ¿realmente tiene cuatro oposiciones?, ¿para qué son esas oposiciones? Si algún día consigo aprobar no se preocupe porque si Dios quiere no estaré en la cola del paro con la plaza bajo el brazo.

En mi caso, una señora vecina de donde vivo y que trabaja en la Administración de Justicia (gracias a ella pude entrar en mi primer juicio en primero de carrera), un día que me la encontré por la calle y me preguntó qué hacía, le respondí que opositaba y su cara fue todo un poema, me dijo que me quería dar un consejo, que dejara de opositar porque no servía de nada, “la cosa está muy mal”. Sus palabras textuales fueron (nunca se me olvidarán): “¡Ayy!, ¿Notarías?... qué pena más grande me das… eres muy joven para hipotecar tu vida así para que al final no te las saques…”.  Soy muy consciente de lo que implica opositar y de todo lo que tengo que renunciar para ello, no me lo recuerde, no me hunda más en la miseria. Y además, esto ha sido decisión mía, de nadie más, y estoy contenta con lo que hago, creo que soy una privilegiada de poder hacer lo que me gusta. Creo que no doy ninguna pena.

Otra cosa más, si hago notarías es porque quiero ser notaria. No me diga que me he equivocado de oposición, que tendría que hacer registros o abogacía del estado porque viven mejor y de cara al futuro, a la hora de ser madre, voy a tener más libertad. Cuando sea madre ya me las apañaré. Si hago lo que hago es porque quiero hacerlo, lo demás, lo siento mucho pero no me interesa. Si no, lo estaría haciendo. No se ha parado a pensar que de qué me sirve hacer notarías si en realidad quiero ser abogada del estado, no tiene ningún sentido.

Así que por favor, y desde aquí, a todas esas personas que se creen que no sabemos lo que hacemos, que se creen que somos unos vagos que con tal de no trabajar nos buscamos “la excusa” de la oposición, me gustaría decirles que gracias por su interés pero mi vida la dirijo yo.

Y a los que me leéis deciros que hagáis caso omiso a este tipo de comentarios. Al principio, al poco de empezar a opositar, toda esta clase de comentarios me afectaba porque me preguntaba si realmente valía la pena, si todo era tan negro mejor no empezar. Ya no me afectan y no quería dejar pasar la oportunidad de advertiros de situaciones que se os van a presentar si no lo han hecho ya.

Os digo que si hay notarios, registradores, abogados del estado, jueces, fiscales, etc. es porque se puede. Si ellos lo han conseguido por qué nosotros no, pensad siempre en eso.

¡Mucho ánimo a todos!

Gracias por leerme!

Un beso!


María :) 

sábado, 9 de enero de 2016

¿Estoy haciendo lo correcto?

¡Hola a todos!

¿Estoy haciendo lo correcto? Esta es una pregunta que seguro alguna vez os habéis hecho. Estoy convencida que alguna vez, algún día os habéis preguntado a vosotros mismos si esto que estáis o estamos haciendo, opositar, pasar tantas horas estudiando, es lo que realmente queremos y tenemos que hacer.

En primer lugar os diré que os olvidéis de ese pensamiento a la de ya. Nadie nos ha obligado a estudiar, nosotros solitos nos hemos metido en este jaleo. Y nosotros solitos saldremos de él. Como siempre dice mi preparador, “tú decidiste empezar y cuándo, tú decides si dejarlo y cuándo”. 

Como ya os conté en una entrada pasada (por qué notarias) siempre he tenido claro lo que quería ser y por consiguiente lo que quería y tenía que hacer para llegar a ser. Pocas veces me he hecho la pregunta que da título a la entrada, pero reconozco que me la he hecho.

Y me la he hecho, sobre todo después de mi examen, porque en mi caso, la convocatoria es cada dos años y a partir de cierto tiempo los años de estudio empiezan a pesar. La cabeza da vueltas y te paras a pensar y te das cuenta que si no es esta convocatoria, la siguiente será dentro de dos años y buff, que queréis que os diga, una tiene que saber cuándo parar y no ser la eterna opositora. Cómo sabéis, sólo me he presentado una vez al examen, así que todavía me voy a dar una oportunidad para conseguir ser lo que quiero ser.

En segundo lugar y si me permitís el consejo, quiero deciros (y esto es opinión súper personal) que no opositéis si no es lo que realmente queréis hacer. Me explico, creo, que meterse en una oposición porque el mercado laboral está mal es un mal planteamiento (sigue siendo opinión personalísima), y creo que es un mal planteamiento porque la oposición no es un pasatiempo, la oposición no es algo que hago mientras me sale un trabajo, la oposición es lo que hago para conseguir el trabajo de mis sueños. La oposición es dura, muy dura y hay que estar dispuesto a soportar todo lo que se nos vendrá encima. Creo que hay que tener las cosas claras y saber qué es lo que realmente queremos hacer.

Y digo esto porque al empezar la oposición tuve una compañera que ya llevaba un año opositando, lo hacía muy bien, cantaba muy bien, la literalidad la llevaba genial y tenía muchas posibilidades de pasar el primer oral llevando apenas dos años de oposición. Pero lo dejó, y lo dejó antes de examinarse y saber si valía para esto. Empezó a opositar sin querer ser en realidad Notario. Estoy convencida que por eso no siguió, por qué sufrir por una cosa que no es lo que quieres. Y en realidad tiene razón. Por eso digo que hay que estar muy seguro de querer opositar. Y este no es el único caso que conozco de abandono por hacer lo que realmente no se quiere.

Y en tercer lugar y a colación de lo anterior, si vais a opositar, que sea a lo que realmente queréis. Por vosotros mismos, por vuestro bien, porque estudiar una cosa que no te gusta se hace muy pesado y cuesta arriba y podemos llegar a abandonar antes de tiempo. Tengo una amiga que ha sido muy valiente y ha dado un paso al frente y coincidiendo con el año nuevo ha decidido cambiar de oposición porque se ha dado cuenta de qué es lo que realmente quiere hacer y ser. Estoy muy orgullosa de ti O.

Esto nos puede pasar a todos, no tengáis miedo a reconocer que os habéis equivocado si es que ese es el caso. No tengáis miedo a dar un paso adelante. No es pérdida de tiempo, os lo aseguro. La oposición, para bien o para mal es el mejor máster que podríamos hacer jamás.

Sólo vosotros tenéis la respuesta a la pregunta del inicio de la entrada. Mucho ánimo a todos!

Gracias por leerme!

Un beso!


María :)

miércoles, 6 de enero de 2016

¡¡Han venido los Reyes!!



¡Hola a todos!

¿Qué tal habéis empezado el año? Yo con un catarro de muy señor mío. Justamente la semana que tengo vacaciones me tengo que poner enferma, pero que le vamos a hacer. Una no elige cuándo ponerse enferma. Menos mal que ha sido casi a finales de semana y no me ha impedido hacer cosas. Quitando este par de días de cama y caldito puedo decir que he descansado, he desconectado y he podido hacer lo que normalmente no puedo hacer como desayunar en el centro, irme de compras, ver a la familia, etc.

Y de decir que me han venido de lujo. Realmente necesitaba estos días para desconectar y recargas pilas, hacer vida “normal” sin tener que mirar relojes, tiempos ni nada por el estilo y así poder volver al estudio con fuerzas.

Hoy va a ser una entrada cortita. Breve, para deciros que ya vuelvo a la carga y el ritmo de publicaciones va a ser el mismo de siempre. Entre fiestas y vacaciones no he podido subir entradas como me gustaría, he pasado más tempo en la calle que en casa, y qué bien oiga usted. Pero ya estoy aquí y os he echado de menos!

En casa somos de Reyes y hoy es un día que lo vivo con la misma ilusión que cuando era pequeña. A pesar de cumplir años y hacerme más mayor no puedo evitar ponerme nerviosa la noche de reyes. No nos engañemos, a quién no le gusta recibir y abrir regalos!! Así que os dejo que me voy corriendo a abrir mis regalos (debo de haber sido muy buena porque veo muchas cositas debajo del árbol).

Espero que vosotros también tengáis muchos regalos, eso significará que habréis sido buenos durante el año y os merecéis todo lo que hayáis apuntado en la carta (sí, sigo haciendo carta a SS.MM los Reyes Magos de Oriente,  tienen que saber lo que quiero) ;)

Así que lo dicho, me voy a abrir mis regalos que ya no puedo esperar más!!! ¡Feliz día de Reyes a todos!

Gracias por leerme!

Un beso!


María :)